viernes, 29 de agosto de 2008

HISTORIA DEL CORTIJO DE LA CARRASCA

APUNTES DEL S/XVIII Y XIX SOBRE LA ENCOMIENDA DE VÍBORAS:

EL CORTIJO DE LA CARRASQUILLA.

Por: Teodoro Caño Dorado.

Las ideas de la Ilustración que habían llenado todo el siglo XVIII influyeron notablemente en la roturación y puesta en cultivo de las tierras de la dehesa de la Encomienda de Víboras, ya que por un lado, se trataba de unas tierras que permanecían incultas y sin otro aprovechamiento que el de la ganadería extensiva , además de ser lugar idóneo de aovación para las temidas plagas de langosta que tanto daño habían hecho a la agricultura.
Por otro lado con la roturación y puesta en cultivo de nuevas tierras se aumentará la producción cerealista y se asentará a colonos en régimen de arrendamiento en los 28 cortijos de labor que se construyen.
Estas nuevas tierras pertenecientes a la Orden Militar de Calatrava y por consiguiente a la Corona, son llamadas por los campesinos "Tierras de rey".
La Encomienda de Víboras había sido concedida a mediados de siglo XVIII al Duque de Albuquerque como Comendador con goce de sus frutos y rentas. Su administrador será D. Manuel Valenzuela Santiago, vecino de Jaén.
En la descripción del año 1.764, fecha en la que toma posesión de la misma, se puede advertir el estado de ruina de gran parte de los edificios que la componen, como los molinos del Castillo y del Víboro y sus respectivos caces, la casa Silera, la casa del Guarda, los Hornos de Pan Cocer, las Caballerizas, el cuerpo de Iglesia y las propias dependencias del Castillo.

LOS PRIMEROS POBLADORES:

Aunque disponemos de datos referidos a los 28 cortijos de la Encomienda, nos centraremos en los arrendadores de los cortijos de los Cuartos Altos; a saber:
En Los Cerrillos Antonio Chiquero, Pica el Viento: Narcisa Galán, viuda de Jerónimo Sánchez, La Manga: Rudesindo Melero, Pereza: Antonio de Lara, El Alamillo: Miguel Sánchez, Las Rozuelas: Juan Calvo Gómez, Valdezorrillas: Juan Martínez Conde, Cerro Quemado: María Sánchez, viuda de Miguel Martínez, Las Moraledas I: Francisco de la Rosa, Las Moraledas II: Antonio de la Rosa, Vado-Fresno: Andrés de Quesada, Loma Huesa: Antonio Martínez Conde, Caga Sebo: José Martínez Conde y El Castillejo: Rudesindo de Luque.
En el cortijo de la Carrasquilla, que tenía 120 fanegas de tierra de tercera calidad y trescientas encinas y pozo, estaba de arrendador Pedro Camacho.
Como podemos comprobar, a pesar de encontrarnos en el año 1.806, muchos de los apellidos de estos colonos son los mismos de los habitantes actuales de la Carrasca, las Casillas o el Villarbajo.


DESCRIPCIÓN DEL CORTIJO DE LA CARRASQUILLA:

Los cortijos que se construyeron para los colonos eran bastante humildes y utilizaron los materiales que se tenían más a mano; a saber: la piedra, tan abundante en la zona, el yeso y la tierra revueltos, madera de encina para las vigas, madera de coscoja para el alcatife, álamo blanco para las tablazones y esqueletos de las escasas puertas, ventanucos y rejones que daban luz a las habitaciones y tejas de fabricación local (La Tejera) para las cubiertas.
La orientación era al saliente, con puerta de dos varas y media de alto por vara y media de ancho, clavazón de cabeza redonda y gran cerraja. Nada más entrar a la mano izquierda estaba la cocina con suelo empedrado, de cinco varas y media de largo por tres varas y media de ancho y otras tres y media de alto, con fogón, basares de yeso y cañas, con cantareras y poyo. Al frente izquierda un dormitorio de cinco varas de largo por cuatro de ancho con suelo derretido de yeso y con un ventanuco cuadrado que da al poniente. Al frente a la derecha, la cuadra de cuatro varas y media de largo por tres varas y media de ancho con un pesebre.
Era a teja vana y no tenía trojes para guardar el grano, pues este se llevaba a la casa Silera. En su parte delantera una era donde se sacaba el agosto, en el mismo lugar que en la actualidad se localiza la plaza en donde celebramos estas entrañables fiestas.

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